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La momia «feminista» de Tom Cruise

ā€œLa momiaā€ es una pelĆ­cula terrorĆ­fica, pero no porque dĆ© miedo, sino porque es mala hasta decir basta y carece incluso de lo Ćŗnico que se le puede exigir a una cinta asĆ­: entretenimiento. Es aburrida, aburridĆ­sima, soporĆ­fera. A parte de no tener ningĆŗn sentido.

Yo fui a verla simplemente porque me carcomĆ­a la curiosidad: curiosidad por ver cuĆ”l era ese ā€œfeminismoā€ que se reivindicó durante la campaƱa previa a su estreno, una reivindicación sin duda oportunista queĀ aprovechaba la estela de la esperada ā€œWonder Womanā€.Ā Las declaraciones del equipo a este respecto ya auguraban el batacazo de la pelĆ­cula (tambiĆ©n en este sentido), como cuando el director (Alex Kutrzman) dijo que la cinta era feminista ā€œporque la momia era una mujerā€ (WTF), o cuando la protagonista (SofĆ­a Boutella) dijo que claro ā€œque las mujeres tambiĆ©n podemos ser letales, sobre todo en determinados dĆ­as del mesā€ (no comment). O sea, muy absurdo todo. Pero habĆ­a que confirmarlo, aunque sólo fuera por un extraƱo afĆ”n masoquista.

”Alerta spoilers! el objetivo de la sección es diseccionar los entresijos de las películas, por lo que estÔn repletos de detalles de la trama. Si tenéis intención de verla ”no sigÔis leyendo!

Los orĆ­genes de nuestra momia feminista no son del todo malos, pese a su escasa originalidad.

Los orĆ­genes de nuestra momia feminista (porque es una mujer) no son del todo malos, pese a su escasa originalidad: una princesa egipcia, hija del faraón y Ćŗnica heredera al trono, que cuando estĆ” a punto de alcanzar el poder ve su destino truncado por el nacimiento de un hijo varón fruto del segundo matrimonio del rey. Bueno, pues es normal que te enfades, porque ya eres una mujer adulta y preparada para gobernar que de repente pierde su trono a manos de un bebĆ© con pene. Cosas de laĀ ley sĆ”lica. Entonces va la princesa y hace un pacto con Seth (dios egipcio de la muerte), y una piensa que va a ser para algo como volverse mĆ”s poderosa, monstruosa, o para pasarse por salve sea la parte el código de leyes seculares que debe su nombre a los francos salios. Pero quĆ© va, aquĆ­ viene lo bueno: nuestra momia feminista se carga a su padre, a su madrastra y a su medio hermano, sólo para poder completar un ritual que culminarĆ” al tener una especie de pseudo-relaciones sexuales (digo pseudo porque no se sabe muy bien lo que es, si realmente pasa ā€œalgoā€, o si es una parte mĆ”s de la coreografĆ­a subirse sobre Ć©l y hacer cadentes movimientos de cabellera) con un hombre de su elección (que ademĆ”s estĆ© de buen ver): despuĆ©s le atravesarĆ” el pecho con una daga mĆ”gica y provocarĆ” que el propio Seth se reencarne en Ć©l para gobernar el mundo. SĆ­.

O sea.

Que nuestra momia feminista (porque es una mujer) monta toda una parafernalia de asesinatos y bailoteos no para recuperar su poder recién arrebatado por un bebé con pene, sino bÔsicamente para entregÔrselo a OTRO HOMBRE (”que ni siquiera es de su familia!) y que ademÔs es el dios de la muerte. En fin.

¿Cómo se nos ocurre que nuestra momia feminista va a querer recuperar el poder exclusivamente para ella?

Absoluto batiburrillo de mitos fundacionales de nuestra querida cultura misógina. Instrucciones. Coge una coctelera: mete un poco de la seducción de Eva, de esa seducción que utilizó para persuadir a AdĆ”n de morder la manzana; sustituye la manzana por una caja de Pandora, ya que el objeto de seducción aquĆ­ es el poder para introducir el mal en el mundo; aƱade un poco de estilo ā€œfemme fataleā€, porque claro, todo esto es porque ella es muy mala, aunque su fin sea convertir a su hombre elegido en el ser mĆ”s poderoso de la tierra, Ć©l (Tom Cruise) se inclina todo el rato por la virtud y sólo amaga con acceder por la insistencia bailoteante y seductora de ella, hermosa, astuta y despiadada; y finalmente, no podĆ­a faltar, mete un poco de ā€œalteridadā€, de afĆ”n subalterno tĆ­picamente femenino, porque claro, Āæcómo se nos ocurre que nuestra momia feminista va a querer recuperar el poder exclusivamente para ella, como sujeto activo? Nooo, lo que quiere es entregĆ”rselo a un hombre, como mandan los cĆ”nones, para poder serĀ suĀ reina, su consorte, y poder estar siempre a su musculosa y bien plantada sombra.

Hala,Ā Bloody MaryĀ para todas.

A todo esto, la princesa se convierte en una momia porque los guardias truncan el primer ritual con su primer hombre elegido, la envuelven en vendas y la entierran viva. Todo muy romĆ”ntico y proporcionado. Y es 2.000 aƱos despuĆ©s cuando vuelve a por Tom Cruise, que es quien la despierta. Hay ademĆ”s otra mujer en la pelĆ­cula, Annabelle Wallis, laĀ partenaireĀ de Tom, quien por cierto se pasa la pelĆ­cula salvĆ”ndole la vida (otro detalle feminista por antonomasia). La presencia de dos personajes femeninos con cierta relevancia en una pelĆ­cula mainstream ya es extraordinariaĀ per se, pero es ademĆ”s interesante porque tambiĆ©n sirve para ā€œmedirā€ el feminismo de la cinta, contrastando ambos personajes. Por ejemplo, observando si la pelĆ­cula pasa el conocidoĀ test de Bechdel: dos personajes femeninos, ambos con nombre propio, manteniendo una conversación que no trate sobre ningĆŗn hombre. PodrĆ­amos admitir que la peli lo pasa tangencialmente (aunque casi dĆ© risa decirlo) porque sĆ­, es cierto, ambos personajes mantienen una conversación que no trata sobre ningĆŗn hombre, sino sobre cómo una promete matar a la otra. Ā”Arriba la sororidad!

Y tambiĆ©n hay otro momento curioso, casi guiƱo feminista (esta vez sĆ­), por supuesto no deliberado, en que la chica buena, que es experta en el antiguo Egipto, dice alarmada que la momia era una ā€œprincesa egipcia borrada de los libros de historiaĀ deliberadamenteā€. Ja ja. Ā”Pero quĆ© novedad! Ā”Con la de mujeres que aparecen en los libros de Historia! Ah,Ā que no. AsĆ­ que a nuestra momia feminista no le queda otra que volver para vengarse, por los medios ya contados y succionando fuerza reconstituyente con besos de la muerte indiscriminados a todos los hombres con los que se cruza, quienes ademĆ”s se convierten en sus esbirros: otro detalle feminista por antonomasia. Femme-fatalista mĆ”s bien. Y una se pregunta, Āæse lo hace sólo a los hombres porque son los Ćŗnicos sujetos con los que se cruza? ĀæO tambiĆ©n lo harĆ­a con las mujeres, quitando el sesgo de gĆ©nero? Pero nunca llegamos a descubrirlo, porque hay un par de veces en que estĆ” a punto de morrear a la amiga de Tom, pero Ć©l aparece para salvarla y nos quedamos con las ganas de comprobarlo. Porque claro, entonces igual tendrĆ­amos otra pelĆ­cula. Y no Ć­bamos a tener tanta suerte.