Desde niƱa, siempre me han llamado la atención las historias en las que la protagonista era de gĆ©nero femenino, ya que podĆa sentirme mĆ”s cercana e incluso identificada en algunos casos, asĆ que mi bĆŗsqueda de nuevas lecturas iba generalmente dirigida a escritoras y/o personajes femeninos. Creo que es bastante lógico, Āæno?
AdemĆ”s, afortunadamente, he podido tener a mi alcance bastantes obras literarias escritas por mujeres, ya que, para mĆ, son mĆ”s realistas a la hora de crear un personaje de ficción del mismo sexo, ya que la literatura sirve de herramienta de cambio social en cuanto al rol de la mujer a lo largo de la historia. Me siento afortunada de haber podido tener entre mis manos libros como los deĀ Paloma BordonsĀ (en mi infancia), deĀ Isabel Allende,Ā Matilde Asensi,Ā Julia Navarro,Ā LucĆa EtxebarrĆa, y como filóloga inglesa, he podido conocer en profundidad aĀ Jane Austen,Ā Virginia Woolf,Ā Angela Carter⦠y muchas mĆ”s.
Y digo que me siento afortunada porque hubo un tiempo (no hace tanto) en que la mujer no podĆa leer, escribir o publicar. En muchos casos, una obra cuyo escritor era anónimo escondĆa un nombre femenino. LasĀ hermanas Brontë tuvieron que publicar utilizando pseudónimos masculinos para que se les tomara en serio. Muy poca gente conoce a la escritoraĀ Mary Ann Evans, ya que publicó como George Eliot. Estos son varios ejemplos de los difĆciles comienzos de la mujer en la historia de la literatura. Un escritor puede inventarse un mundo nuevo y crear personajes extraƱos que no pertenecen a nuestra realidad, pero tambiĆ©n suele valerse de sus vivencias y de su mundo conocido, los entresijos de la sociedad en la que vive y las personas a las que ha conocido. Algunas de mis autoras favoritas reflejan sus experiencias vitales enmarcadas en la sociedad en la que les tocó vivir: Mary Wollstonecraft, una de las primeras feministas britĆ”nicas, levantó ampollas con suĀ Vindicación de los derechos de la mujerĀ (1792) donde defendĆa que las mujeres tuvieran derecho a una educación exactamente igual a la de los hombres, a practicar la medicina, dirigir una tienda, y poder vivir de su propio trabajo. Se dedicó a escribir para sacar adelante a sus hermanas y se denominaba a sĆ misma āla primera de una nueva especieā. Virginia Woolf vivió en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales y fue pionera en escribir sobre la condición de la mujer, su papel en la sociedad, y enĀ Una habitación propiaĀ (1932), sobre la mujer como escritora. EnĀ OrlandoĀ (1928), ademĆ”s, indaga en los roles de gĆ©nero, la identidad y sexualidad femeninas, ya que el protagonista se transforma en mujer. Jane Austen tuvo una vida tranquila, por lo que sus novelas no nos hablan de grandes aventuras, si no del ambiente social de la burguesĆa acomodada en el que se movĆa. QuizĆ” no se le pueda considerar feminista, pero no hay duda de que algunas de sus protagonistas expresan su total rechazo al patriarcado, deciden sobre su propia felicidad, no se dejan encandilar por el primer prĆncipe azul que aparece y utilizan la ironĆa para denunciar a una sociedad machista e injusta en la que el matrimonio es una transacción económica, ya que entonces, legalmente, las mujeres no tenĆan derecho a la herencia familiar, ni propiedades. |
Seccionesā > āPlumas invitadasā > ā